miércoles, 11 de noviembre de 2009

Respiro...

Sentado en una banca se encuentra esperando,
buscando, sintiendo, llorando...
La amargura de su derrota le hace mas fuerte,
pero no menos sensible.
En su dolor exige al mundo ser escuchado,
pero el ruido ahoga sus silencios.
Vislumbra a través de sueños el sabor de la libertad,
pero el mundo para él es solo eso,
un sueño que deja de brillar.

El miedo, su peor defecto, su prisión.
Su inseguridad, candado y llave.
El amor, su ilusión.

Se siente incomprendido,
y por algún instante desea creer la leyenda de la tolerancia.
En sus lágrimas comprende
que la felicidad es un trayeto, no un destino.
y asi como si fuese un partido de fútbol,
la vida pone sus reglas para conseguirla.

Pasan las horas, pero estas no apagan su dolor,
pasan las horas y solo dejan otra cicatriz en su corazón....